En el Ceip Atalaya este año la feria apunta a tecnológica, toca experimentar con cables, programas, aparatejos y demás cacharrería que nuestros peques controlan mejor que muchos adultos. Han empezado a darse cuenta que la tecnología puede ayudar a solucionar problemas y desarrolla el pensamiento creativo. La tecnología es tremendamente útil si se sabe utilizar de forma contextualizada en tareas y proyectos y si se promueve un uso responsable. Aunque, de momento, estamos en una fase muy divertida de experimentación: tocar, probar, equivocarse, acertar, descubrir, divertirse…
En fin, que ya hay equipos que han aprendido a manejar las placas “makey, makey”, otros que están encontrando aplicaciones para arduino, otros expertos y expertas que empiezan a ser capaces de componer circuitos electrónicos que hacen funcionar motores, alarmas, etc. Nuestro último reto… ¿cómo hacer hologramas en clase? Ya os contaremos si lo hemos conseguido.
Como siempre, tengo que agradecer a las familias su implicación en todos los retos que afrontamos. Me imagino la estampa en casa esta tarde cuando los peques llegan locos de ilusión con sus aparatos en la mochila para seguir investigando en casa por su cuenta. ¿Y eso qué es? ¿Qué tienes que hacer con tanto cable? ¿Esta seño no puede meterse en nada normal? La verdad es que están tan ilusionados que cuando llegan las 2 de la tarde y toca el timbre no quieren parar de trabajar así que… ¡se “auto-mandan” tareas para casa! Cargan sus mochilas de cacharritos y se marchan tan contentos!!! Al día siguiente, lo que yo había tratado de aprender por la tarde ya no sirve porque ellos y ellas han dado dos pasos más que yo. Es lo que tiene estimular a mentes curiosas que se acercan a nuevas experiencias.
¿Sabéis qué? Me encantan estos fieras!!!
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